Como me habéis oído decir más de una vez, el primer y más importante paso de una rutina completa de cuidado facial comienza con una buena limpieza del rostro En cuanto a formatos de productos de limpieza, el universo cosmético es infinito: jabón líquido, en pastilla, mousse, jabones syndet, aceites limpiadores, leche limpiadora, gel limpiador, agua micelar, etc. 

Y es que el cuidado facial es esencial para tener un cutis perfecto durante todo el año. 

El caso es que una piel de aspecto saludable comienza con un buen limpiador facial. Una higiene diaria, suave y profunda, 2 veces al día, es imprescindible para lucir una piel radiante y mantenerla en perfecto estado, además de libre de imperfecciones como puntos negros.
 

¿Por qué es necesaria la rutina de limpieza facial?

Siempre que os hablo de rutinas cosméticas para seguir en vuestro domicilio os insisto en la importancia de la limpieza facial. Bueno, la doble limpieza facial diaria: una por la mañana y otra por la noche. La rutina de limpieza nocturna parece como más evidente el por qué. Al fin y al cabo, una es más consciente de que por la noche hay que retirar los residuos de polución que quedan sobre nuestro rostro, los restos de maquillaje, sudor y demás impurezas que se acumulan sobre nuestra piel al final del día.

Por ello, lo óptimo sería realizar cada noche lo que llamamos una “doble limpieza”. En primer lugar, aplicamos una leche limpiadora, agua micelar o un aceite, que sean capaces de arrastrar todos aquellos productos liposolubles que hemos aplicado en la mañana (protector solar, maquillaje, etc).

Tras esto, ya procederíamos al lavado con gel o espuma limpiadora y agua. Con estos pasos, aseguramos una limpieza completa,

Pero lo cierto es que aún hay muchas personas que no entienden, en cambio, por qué la limpieza matutina es igualmente necesaria. Pues bien. Ésta es imprescindible por varios motivos. Por ejemplo: para eliminar los productos anti-aging aplicados de noche (retinol, ácidos, etc). Y, además, también para eliminar los restos de sudor y otras secreciones sebáceas que ocurren por la noche.

Así que recuerda que no es suficiente lavarse la cara sólo con agua. Es necesario limpiar la piel con un producto de limpieza para liberarla de todas las impurezas y suciedad que pueden llegar a acumularse en ella durante el día.

Ahora que conoces estos motivos, igualmente has de saber que una piel limpia y libre de suciedad, aumenta su poder de penetración y/o absorción. Por ello, a mayor limpieza, mayor efectividad de los productos cosméticos que apliques posteriormente.

Reglas básicas para la limpieza facial

Cuidar nuestra piel cada día es fundamental para asegurar un aspecto joven y saludable a largo plazo y evitar la aparición de imperfecciones o puntos negros. Elegir los productos adecuados, ser constante en la rutina de skincare, y seguir una serie de consejos, son algunas de las claves del éxito para poder presumir de una piel lisa y uniforme. ¡Veamos!

  • Limpieza con agua templada. La temperatura a la que te lavas el rostro afecta directamente a tu piel. El agua extremadamente caliente puede dañar nuestra función barrera de la piel y hacer que los vasos sanguíneos se dilaten, haciendo que la piel sea más propensa a las rojeces y esté más seca.
  • Que el ritual de limpieza te lleve entre 1 y 2 minutos.
  • Empezar primero humedeciendo el rostro, y luego aplicando nuestro limpiador facial. Extiéndelo por la cara en movimientos circulares, comenzando desde el centro (haciendo especial hincapié en nariz y zona T), y de ahí, hacia fuera. Presta atención a la zona de los ojos, y evita que entre limpiador en la zona del contorno.
  • Tras la limpieza, sécate el rostro a toquecitos. No frotes tu cara con la toalla.
  • La toalla de secado ha de ser de uso individual, por supuesto, y específica para la piel del rostro. Además, lo ideal es cambiar esta toalla de forma frecuente.
  • No es necesario emplear mucha cantidad de limpiador. Con una pequeña dosis del tamaño de un avellana, puede ser suficiente.
  • Como la limpieza nocturna es innegociable, pero soy consciente de que puede dar mucha pereza si has tenido un día intenso, mi recomendación es que no lo dejes para antes de acostarte. Procura hacerte la rutina cosmética nocturna antes de cenar, o tan pronto llegues a casa por la noche.

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Tipos de limpiadores para tu rutina de limpieza facial

Es fundamental conocer el tipo de piel que tengas y, una vez sepas cuál es, elegir los productos de limpieza facial que te apliques en base a esta premisa. Uno de los peores errores que uno puede cometer en el cuidado facial es aplicarse productos que no sean específicos para su tipo piel, ya que esto puede desencadenar problemas como la deshidratación, una irritación o sensibilización extrema, o incluso un brote de acné.

Recurre siempre a productos respetuosos para limpiar el rostro, y que sean aptos para tu tipo de piel. Esto es fundamental para mantener la condición de la piel bajo control.

Limpiador facial para piel seca. Recurre a un limpiador que limpie suavemente tu piel, sin resecar. Debemos huir de jabones que deshidraten o empeoren la función barrera de tu piel, por lo que una gran opción es un jabón tipo syndet o uno tipo oleoso.

Recuerda que la hidratación posterior sea con cremas ricas en ácido hialurónico, ácido lactobiónico, glicerina, ceramidas, etc.

Limpiador facial para piel grasa / piel mixta. Lo más importante es que sea rico en ácido glicólico o ácido salicílico. Y si contiene otros ingredientes como ácido mandélico, niacinamida, zinc, LHA, pues mejor que mejor.