El enrojecimiento de la piel tras haber estado sobreexpuesto al sol o a la luz ultravioleta, es lo que conocemos como quemadura solar. La quemadura del sol o eritema solar es una respuesta inflamatoria de la piel a la exposición a la radiación ultravioleta.

Una quemadura solar, aparte de incómoda, antiestética, y de contribuir al envejecimiento prematuro de la piel, puede traer otras graves consecuencias a largo plazo. Nuestra piel tiene memoria y las quemaduras solares repetidas pueden quedar grabadas permanentemente en la piel, aumentando así la posibilidad de padecer cáncer de piel.

Las quemaduras se clasifican como de primero, segundo y tercer grado, según cuán profundo y con qué gravedad penetran la superficie de la piel. Los síntomas de las quemaduras más habituales son enrojecimiento, sensación de calor y dolor en la zona afectada. En las quemaduras más graves, llegan a capas más profundas, carbonizan el tejido y al destruir las terminaciones nerviosas, estas quemaduras no duelen

Prevenir las quemaduras del sol

La luz solar es uno de los grandes antidepresivos naturales, además de ser necesario para la absorción de la vitamina D. Para mantener unos niveles adecuados de vitamina D debes tomar el sol 10 minutos al día sin protección, exponiendo superficies amplias como son los brazos o las piernas. Pero intentando evitar la exposición solar en la cara. No juguemos con el sol, ¡mucha cabeza a la hora de tomarlo!

Con el sol, toda precaución es poca, y con la radiación solar más vale prevenir que curar. Afortunadamente, ya pasaron épocas remotas donde se hacían verdaderas locuras a la hora de tomar el sol.

Fórmulas caseras que prometían aumentar el moreno por arte de magia, pieles expuestas con aceite de bebés, o niños expuestos sin crema con la espalda “achicharrada”; en fin, locuras obra de la ignorancia y del desconocimiento.

Por suerte, hoy en día la información sobre los peligros que tiene el sol sobre nuestra piel y nuestra salud a largo plazo, está al alcance de todo el mundo.

Pasos para proteger la piel del sol de forma correcta

1) Fotoprotección. De filtro químico o mineral, en formato crema, spray o aceite, water-resistant o no, de amplio espectro, etc. Lo importante es que tu crema tenga factor de protección frente a UVB UVA e IR (infrarrojos), que el SPF sea de 50, y que lo apliques todos los días, sin importar la climatología.

Además, has de reponerlo de forma periódica cada 2-3 horas, y siempre después del baño o de practicar algún deporte. Este paso es fundamental para evitar quemarte. Si vas a exponerte al sol, protege tu cuerpo entero con protectores solares. No te la juegues.

2) Accesorios protectores del sol. Gorras, sombreros de ala ancha, camisetas para nadar, gafas de sol, sombrillas, etc. Todos estos accesorios son un complemento perfecto al fotoprotector, además de proteger zonas delicadas como el cuero cabelludo y el contorno de ojos.

3) Evitar las horas punta del día, cuando el índice UV es más elevado. La intensidad de la radiación solar depende de la altura del sol. Cuando éste se encuentra en su punto más alto, más cuidados debemos tener. Este intervalo ocurre en las horas cercanas al mediodía. Por ello, evita exponerte entre las 12 y las 16 horas.

4) Exposición mínima (en la medida de lo posible) y gradual. Huye de fórmulas express para conseguir un moreno rápido. Pasar horas en la hamaca, como un lagarto, sólo aumenta el envejecimiento prematuro de la piel, y la predisposición al cáncer de piel. Por ello, comienza siempre con exposiciones breves, de no más de 20 minutos de duración, y ve aumentando los tiempo de forma paulatina. ¡Pero sin perder la cabeza! Y sobre todo, lo más importante, siempre con fotoprotección.

5) Alimentación rica en betacarotenos. Recurre a alimentos ricos en betacaroteno y a nutricosméticos cuya función es aumentar las defensas frente a la luz solar, un mes antes de la exposición solar. El betacaroteno es un antioxidante, precursor de la vitamina A, presente en frutas y verduras como zanahoria, tomate, calabaza, mango, papaya, melocotón, etc. Sus propiedades antioxidantes neutralizan la acción de los radicales libres de los rayos ultravioletas.

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Tratamiento para aliviar una quemadura solar

Si no ha sido posible evitarlo y ya te has quemado, sigue estos consejos para aliviar el picor y escozor propios de la quemadura del sol.

1) Ducha con agua fría.

2) Aplicación tópica de sustancias calmantes. Aloe vera, aceite de rosa mosqueta, calamina, Bepanthol ®, óxido de zinc, etc. Estos productos específicos para después del sol (aftersun), son activos calmantes, emolientes y reparadores ideales para ayudar a tu piel a reparar el daño y aliviar el dolor.

3) Medicación antiinflamatoria. Si no tienes ninguna intolerancia gástrica, ni una alergia medicamentosa, puedes tomarte un Ibuprofeno para desinflamar la piel, y aliviar la sensación de escozor.

4) Beber mucho líquido. La quemadura atrae los fluidos hacia la superficie de la piel y los elimina del organismo. Beber más agua de la habitual cuando te has quemado ayuda a prevenir la deshidratación.

5) Si tienes ampollas, ¡no las toques! Tocar o reventar las ampollas, aumenta el riesgo de infección.

6) Ante cualquier síntoma de tienes dolor de cabeza o fiebre, mareos o vómitos, podrías estar sufriendo una insolación. Acude al médico en cuanto puedas.

En fin, espero que este post te haya ayudado. Recuerda que las quemaduras solares tardan aproximadamente una semana en curarse, dando paso a una fase de descamación. Vamos, lo que vulgarmente conocemos como “pelarse”.